Tana Gilbert: La cineasta chilena que triunfa en festivales internacionales con documental sobre madres privadas de libertad

por Carmen Gloria MoragaEne 19, 2024

“Malqueridas” se titula el primer largometraje de la egresada de la Universidad de Chile que se estrenará en las salas de cine de nuestro país el 16 de mayo, en el mes de la madre. La también académica de la casa de estudios conversó con Alumni UChile sobre este film, que ha ganado importantes premios en el extranjero y ha recibido elogios de la crítica especializada.

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Con su ópera prima “Malqueridas”, película que muestra cómo se vive la maternidad en prisión, Tana Gilbert se coronó el 7 de septiembre de 2023 como la gran ganadora de la Semana de la Crítica del Festival de Venecia, al obtener tres importantes reconocimientos: Mejor Película (“Gran Premio Iwonderfull”), Mejor contribución técnica (premio The Mario Serandrei – Hotel Saturnia) y la mención honrosa a cineastas menores de 40 años (“Under the Umbrella of the Premio Pedicini for the under-40 filmmakers”). Con este triunfo, la directora se convirtió en la primera mujer chilena en participar en el certamen y su cinta pasó a la historia como el primer documental nacional que queda seleccionado y gana la competencia. Desde ese día histórico, en que alzó la estatuilla, su nombre resuena fuerte en Europa y Latinoamérica.

“Fue muy emocionante, porque estaba casi todo el equipo, más Karina que es una de las protagonistas de la película. Este premio es el resultado de un trabajo colectivo que se ha ido dando durante muchos años, donde un montón de organizaciones y una comunidad grande están tratando de trabajar por ello. Entonces, creo que es una responsabilidad importante con las realizadoras que vengan después de abrir espacios para que películas puedan estar en lugares como Venecia y otros festivales que tienen un renombre internacional importante y que de alguna manera rebotan también acá en Chile para que se les mire mejor su trabajo”, resaltó.

Tres meses después de brillar en Venecia, Tana obtuvo el galardón a Mejor Película en la Muestra de Cine de Lanzarote de España, donde el jurado elogió sucapacidad para trabajar las imágenes y sonidos registrados por otras personas de manera equilibrada, respetuosa y digna”. Todavía no terminaba de celebrar este logro, cuando recibió el Astor Piazzolla al Mejor Largometraje de la Competencia Estados Alterados, en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Unos días más tarde ganó dos premios en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana. En su tierra natal la cineasta también cosechó grandes éxitos, por ejemplo, consiguió el Premio del Público en los festivales de Valdivia y el Ñuble.

¿Por qué le ha ido tan bien a la cinta?, ¿qué tiene de especial? En “Malqueridas”, la documentalista muestra de manera sensible y cercana cómo se vive la maternidad en las cárceles chilenas. Las escenas reflejan el inmenso dolor que sienten las mujeres cuando las separan de sus hijos. La cinta tiene una gran particularidad: todas las imágenes fueron grabadas con celular por reclusas al interior de las celdas. Este elemento hace que la historia que se narra sea más realista y genuina.

“La película está construida a través de un relato colectivo. Lo que hicimos fue conversar profundamente con más de 20 mujeres que maternaron desde la cárcel, ya sea porque estuvieron en el cuna, esta sección Materno Infantil con su hijo hasta los dos años o porque estaban separadas de su hijo cumpliendo condena. Luego, sistematizamos toda la información y construimos un relato de un personaje, que es Karina, ella nos ayudó a escribir el guion que recoge distintos fragmentos de la experiencia de las demás”, explicó.

Las historias de las protagonistas del documental no son casos aislados, ya que según un estudio del Instituto de Investigación de Políticas de Justicia y Crimen el 90% de las mujeres que están privadas de libertad en Chile son madres, por lo tanto, son muchos los niños que crecen lejos de sus mamás, y que no pueden abrazarlas, escucharlas y pedirles ayuda cada vez que lo necesitan. Tana comenzó a investigar esta dura realidad en 2016, después de ver en redes sociales, de manera fortuita, imágenes autoregistradas de reclusas.

“Llegué a una noticia de un diario local acá en Chile, donde aparecía una foto autoregistrada de un hombre dentro de la cárcel. Me llamó la atención que el medio publicara su perfil personal. Entonces, de ociosa me metí a redes sociales a buscarlo y el algoritmo se abre y me empiezan a aparecer puras sugerencias de amistades de distintas personas que estaban privadas de libertad en Guatemala, el hombre era de allá. Me terminé dando una vuelta tan grande que llegué a Chile pasando de perfil en perfil y así di con materiales que estaban registrados dentro de la cárcel acá en Chile, de mujeres que estaban criando en el cuna, cuando vi esas imágenes dije hay que hacer una película ya, porque hay un problema medio urgente que es necesario mirar”, relató.

Después de ser interpelada por aquellas imágenes, Tana comenzó, junto a la productora Paola Castillo, un proceso de investigación. Para profundizar más en el tema asistieron como oyentes a un taller sobre derecho penitenciario que realizó la ONG LeaSur en la cárcel de San Joaquín. Allí conocieron a varias de las mujeres que participaron en el documental, entre ellas a Karina, quien interpreta las historias de sus compañeras en la cinta.

La necesidad que tenían las mujeres de visibilizar su realidad era tan grande que la mayoría quiso compartir su testimonio y las imágenes que habían grabado con sus celulares junto a sus hijos, aquellas que guardaban como tesoro, y que reproducían sin parar cuando estaban lejos de ellos. Durante los siete años que le tomó realizar la película, la cineasta recopiló cuatro mil fotos y más de dos mil videos. Fue tan difícil seleccionar qué material se iba a utilizar en la cinta que la edición duró un año.

“Empezamos a crear un pequeño banco de imágenes de mujeres privadas de libertad dentro de la cárcel. Algunas mujeres que perdían los videos con sus hijos nos pedían que se los reenviáramos, por eso mismo, decidimos imprimir toda la cinta, porque este material es frágil y puede ser borrado. Lo que hicimos fue imprimir frame por frame todas las imágenes y después las digitalizamos y reanimamos. Entonces, cuando tú ves el documental sientes una textura como del papel físico que pasó por ahí. Lo que queríamos lograr con esto era construir un gran cuerpo de archivo de la película físicamente para preservarlo”, señaló.

Cabe destacar que cuando se creó el documental, todavía no se aprobaba en Chile la ley que penaliza la tenencia de celulares en la cárcel. Esta norma se aprobó en agosto del año pasado. Antes, solo existía un protocolo interno de gendarmería que prohibía cualquier dispositivo que registrara las celdas.

“Sabíamos que no era ilegal usar celular dentro de la cárcel y que, por lo tanto, no las estábamos exponiendo a nada en la película al mostrar esas imágenes. Obviamente nosotras jamás determinamos qué se registraba, ellas como una manera de preservar y como nosotros construimos una especie de archivo nos enviaban imágenes que grababan. Por otro lado, trabajamos con mujeres que la mayoría en el momento del estreno de la película iban a estar fuera de la cárcel. Ese fue uno de los requisitos principales para participar en el proyecto. Además, estuvimos siempre bien asesoradas por abogados expertos en derecho de imagen y derecho penitenciario para ir evaluando toda esta situación”, indicó.

 

 

La rabia como motor de acción

 

Mientras desarrollaba el documental Tana quedó embarazada y se convirtió en madre. Durante este proceso entendió mejor lo fuerte que es la desigualdad en Chile. Esto le generó una sensación de rabia, que con el tiempo se fue acumulando y se transformó en un motor que le permitió perseverar en la búsqueda de financiamiento para elaborar la cinta.

“Yo tenía una situación de privilegio estructural mucho mayor a lo que podían vivir ellas, yo nunca iba a estar en la cárcel. Terminaba la investigación, llegaba a mi casa en la tarde noche y me estaban esperando con tesito y pan calentito mientras ellas estaban en el cuna. Entonces, esa rabia también me ayudó a articular un poco el punto de vista de la película, de cómo construir un relato colectivo que habla sobre precariedad, y de las repercusiones que tiene estar en la cárcel”, afirmó.

 

 

Apoyo a la Ley Sayén y nuevos proyectos

 

“Malqueridas” se estrenará en cines chilenos el 16 de mayo, en el mes de la madre. Durante el periodo que la película esté en cartelera, la directora y su equipo realizarán afuera de la cineteca una feria de emprendedoras, donde participarán mujeres ex privadas de libertad para dar a conocer sus pymes. El objetivo es fomentar la reinserción laboral.

También estamos apoyando el proyecto de Ley Sayén, que se creó a partir de una mujer mapuche que engrillada tiene a su hija que se llama Sayén y en el fondo lo que busca es que mujeres que tienen hijos menores de dos años o que están embarazadas, no cumplan condenas dentro de una cárcel, sino que tengan penas alternativas. Queremos intentar cambiar algunas cosas, aunque sean pequeñas”, manifestó.

Mientras se prepara para la distribución en cines, la realizadora está trabajando en su próxima película llamada “Papito corazón”. En la cinta abordará la figura del padre chileno desde una mirada autobiográfica. En estos momentos está buscando financiamiento para seguir desarrollando el largometraje.

 

 

Historias de cuidado que conmueven

 

Antes de embarcarse en su ópera prima “Malqueridas”, Tana realizó tres exitosos cortometrajes sobre la cárcel y los cuidados: “Descansa, Zulema”, “Sigo acá” y “Ninguna estrella”. El primero lo desarrolló en 2012 mientras cursaba segundo año de cine en la Universidad de Chile. La pieza relata la historia de una de las mujeres que la cuidó, quien iba todos los sábados a la cárcel a visitar a su nieto. “Antes con la malla antigua todo el segundo año era sobre documental, entonces en el taller desarrollamos un proyecto desde la idea hasta el montaje. Y ahí es cuando descubro el cine que me gusta, con el que me conecto más subjetiva, emocional y personalmente, que es el cine documental. “Descansa, Zulema” lo estrenamos después en Femcine y ganamos la competencia de escuela en 2013”, aseveró.

Cuatro años después, lanzó en el Festival Internacional Hot Docs de Canadá “Sigo acá”. Este emotivo cortometraje retrata la relación de cuidado que tiene su abuela, quien padece alzhéimer y su tío, que fue diagnosticado con esquizofrenia a los 18 años. El documental resalta que pese a la enfermedad mental que padecen son capaces de apoyarse mutuamente. Con este conmovedor relato ganó el premio Mejor cortometraje en Cine Las Américas.

“En esta historia familiar cuando a mi tío le diagnostican esquizofrenia mi abuela se dedica a cuidarlo y empieza a estar igual de aislada que él. Pero después hay un vuelco:  a mi abuela le da alzhéimer y mi tío es el que comienza a cuidarla, porque vivía con ella. Ese momento de cuidado me interesaba observar, cómo mi tío se hacía cargo de cosas domésticas que antes eran impensadas y que ahora las estaba haciendo porque quería a mi abuela y para devolverle todo lo que ella hizo por él. Este documental fue corto de título. Hicimos una versión en quinto año al egresar, pero no nos gustó cómo quedó y justo habíamos postulado al fondo de producción de cortometraje, el Fondo Audiovisual. Lo ganamos y eso nos permitió rehacerlo”, precisó.

En su último cortometraje “Ninguna estrella” (2022) la cineasta cuenta la historia de la abuela de su hijo, una mujer que registró material audiovisual de su espacio doméstico por más de 12 años para mostrarle a su ex pareja cómo criaba a sus hijos, ya que él por tema de trabajo viajaba constantemente a distintas ciudades del país. Esta cinta, que comenzó a desarrollar mientras cursaba el Magíster de Cine Documental de la Universidad de Chile, ganó diversos premios, entre los cuales destacan: Mejor cortometraje documental, Mejor Dirección, y Mejor Propuesta Visual y Sonora. “Cine en La Chile tiene toda una red y un sistema para instalar no solamente a profesionales completos, sino que además con una mirada crítica que ayuda a transformar ciertos aspectos del lenguaje al momento de pensar cómo representamos en el cine a las personas sobre todo en el documental. Eso es fundamental y lo aprendí en la universidad”, concluyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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