Por Sebastián Cornejo
Es el primer día de clase del segundo semestre en Beauchef. Los estudiantes se apresuran en grupo para entrar a las aulas y comentan cómo estuvieron sus vacaciones de invierno. Entre medio de todos está Francisca Contreras, quien, con una sonrisa, viste un mono azul lleno de parches de la NASA y misiones espaciales. Vuelve a su campus con su lonchera, pero ahora no viene a estudiar.
Francisca es instructora del curso “Habitando la Luna”, realizado por la Escuela de Verano UChile, en el marco de sus Cursos de Invierno. Vienen más 50 niños y niñas de entre 10 y 12 años. Los chicos aprenden sobre nuestro satélite natural y cómo sería cuando los humanos vayan a dar el primer paso en la colonización del sistema solar. Una ficción que, con el desarrollo de la industria aeroespacial privada, cada vez está más cerca de ser realidad.
Lleva más de 35 ciclos realizados con distintos cursos, recorriendo temas como la existencia de la vida extraterrestre, las curiosidades de los tumultos de estrellas y el enigma de los agujeros negros. Así ha podido llegar a más de 5000 jóvenes a lo largo del país.
“Me llena de energía y para los estudiantes es una tremenda experiencia universitaria. Durante las 5 semanas que dura el curso los niños tienen la misión de crear su hogar en la Luna, y en aprendizaje, eso es mucho más significativo para ellos que una clase de aula”, comenta la joven astrónoma, quien además realiza astroturismo, participa en paneles de divulgación científica y ha dado charlas motivacionales en colegios.
Contreras es también conocida como Fran Astrónoma, su nombre de usuario en redes sociales. Resulta que es una destacada influencer. Tiene más de 40 mil seguidores en Instagram, su plataforma principal donde se dedica a dar datos curiosos sobre el universo y compartir sus experiencias como divulgadora. Ir vestida de astronauta para sus charlas o clases es parte de su divertida personalidad de comunicadora estratégica. Se define asimisma como una científica atípica: “Soy una gen-z, una generación que está conectada siempre. Tú me ves que me disfrazo de astronauta y que tengo mis peluches…”, ríe mientras señala a un plushie de Laika, la perrita cosmonauta, y a un muñeco de Snoopy espacial. Una performance que a Contreras le encanta, y también a sus “astroamiguis”, o como define ella a sus seguidores.
Desarrolló un gusto por las matemáticas desde que tenía 5 años gracias a juegos educativos para el computador que tenía en su casa. En el colegio, según cuenta, destacaba en física. “Mi mamá es profesora y yo le pedía por favor que me dejara tareas”, recuerda. Por las noches, cada vez que se devolvía a su casa desde el preuniversitario, apoyaba su cabeza en contra el vidrio y miraba las estrellas: “Sentía una fascinación tremenda”, comenta. Si bien había considerado volverse piloto de avión para así surcar la atmosfera, al final decidió irse por otro camino: “Reconocí en ese momento que en Chile todo este potencial de la Astronomía es real y que podía verlo como una fuente de trabajo, asociándolo con la física que es lo que más me gusta”.
Entró a estudiar Licenciatura en Ciencias con mención en Astronomía a la Universidad de Chile, justamente en Beauchef, donde ahora hace su taller. Comenta que su decisión de entrar a dicha Casa de Estudios se basó por la gran calidad de enseñanza en carreras STEM. Dicha aseveración es respaldada por la revista Nature que calificó a la U. Chile como la N°1 a nivel nacional en producción científica: “Yo sabía que tenía que estudiar en la mejor. En la cual el lugar fuera el más desafiante a nivel matemático y que además tuviera fueran líderes en investigación y en ingeniería”.
Dentro de la carrera, Contreras llegó a ser ayudante como mechona de un ramo de Física y se fue interesando principalmente por la cosmología y la búsqueda de exoplanetas siguiendo el “sueño de todo astrónomo de encontrar la estrella más lejana y revelar pistas del origen del universo”, cuenta. Aun así, dentro de la universidad fue teniendo otras oportunidades que la acercaron a las áreas de la comunicación. Formó parte del programa de Difusión a Colegios y colaboró en el área comunicacional de distintos eventos nacionales de ciencia y tecnología. Se dio cuenta que su gran ventaja como profesional era en algo que en Chile no está muy desarrollado: la divulgación científica.
Comunicar la ciencia
“Quizás no era la mejor en cálculo avanzado o programando, pero era muy buena comunicándome… pero con cualquier persona: con el dueño del kiosco de la esquina, con el taxista, con mi abuelita”, reflexiona Conteras. Aquello la llevó a darse a cuenta que la academia científica chilena presentaba el enorme desafío en democratizar el conocimiento astronómico o “aterrizarlo”, como define ella. “¿De qué sirve la ciencia si la gente no la recibe ni la entiende?”, agrega.
Contreras apunta a que en el país hay una escasez de comunicadores científicos. Los más reconocidos a nivel nacional son los recién nombrados profesores eméritos de la Universidad de Chile José Maza y María Teresa Ruiz a los que Fran admira mucho. “Camina en hombros de gigantes”, dice ella, ya que “ambos abrieron el camino para que los científicos puedan conversar constantemente con la sociedad chilena”. También, Francisca reconoce la labor de sus colegas Teresa Paneque y Bernardita Reid, ambas egresadas de la Casa de Bello.
Así comenzó su carrera como divulgadora. Desempeñó ese rol en el Centro de Astrofísica y Tecnología Afines, y en la misma Universidad de Chile. Aun así, es una freelancer de tomo y lomo. Se pasea en canales de televisión, donde es consultora en temas astronómicos. Además, conduce el podcast de la radio comunal de Ñuñoa, Estrellas en Sintonía, todo en pos de explicar en simples palabras la contingencia espacial y tecnológica.
Frente a esto, Francisca comenta que quizás a los astrónomos “más puristas” seguramente no les debe gustar su manera “simple y directa” de expresar términos físicos complejos como la singularidad gravitacional, las pulsiones de estrellas de neutrones y el paralaje. Pero no es mayor problema para ella, confiesa. La divulgadora se siente como una verdadera performer cada vez que se coloca su traje espacial y sale a animar la llama de la curiosidad de las niñas y niños.
Esa es la verdadera pasión de Fran Astrónoma, poder realizar educación astronómica infantil. Tanto sus redes como su contenido
“Si te soy muy honesta, mi objetivo real es lograr hacer educación astronómica infantil. Todo lo demás que hago en televisión y demás es la forma de llegar hasta allá. No quiero ser yo la conocida. Quiero vivir de enseñar a las próximas generaciones”.
No hay alegría que ilumine más a Contreras que ver cómo los niños se inspiran y curiosean sobre lo que les rodea. Así tiene la oportunidad de darles una mano y potenciarlos al máximo: “Llevo más de 5 años en esto. Ya me han llegado estudiantes que se metieron a estudiar Astronomía inspiradas por mí. Eso me llena mucho”, comenta.
Por lo mismo, creó a Kika, la protagonista de su libro “Kika y las Estrellas” publicado en 2022 por Planeta Junior. Ella es una niña chilena de 5 años que se hace preguntas todo el tiempo y que va aprendiendo junto a sus vecinos y su perrito las cosas que la rodea, con un espíritu igual a los que asisten al curso de Francisca en Beauchef: “Creo que el momento que me invitaron a publicar el libro fue el más clave en reconocer el impacto que estaba teniendo con mi trabajo”, indica.
Hoy, luego de haber sido instructora de más de 5 mil jóvenes, cuenta que tanto los comentarios de las niñas que ahora sueñan con ser astrónomas, y los que ya están estudiando dicha carrera gracias a ella, motivan a Francisca a seguir firme en su labor. Saber que su trabajo está inspirando y dejando una huella en la vida de tantos jóvenes le da fuerzas para continuar promoviendo la educación astronómica infantil con el mismo entusiasmo con el que comenzó: “Al final, uno a veces no se da cuenta de cómo influye, pero la influencia está pasando constantemente”.
Astronomía a regiones
Francisca es de región, se crio en el Ñuble, cerca de Chillán, por lo que la baja contaminación lumínica le permitió presenciar cielos con una vía láctea marcada junto a decenas de constelaciones. Por lo mismo siente una profunda conexión con la necesidad de descentralizar la divulgación científica y llevarla a todos los rincones de Chile. «Obvio, si se trata de soñar, me encantaría que aumente la inversión en ciencia y que siempre se considere un ítem de comunicaciones en los proyectos científicos, porque es muy importante que las personas sepan en qué se están gastando sus impuestos.» Su visión se centra no solo en inspirar a las futuras generaciones de astrónomos, sino también en garantizar que la ciencia esté al alcance de todos, sin importar su ubicación geográfica.
Si bien confiesa que le encantaría ser astronauta algún día, su mayor sueño es llevar la astronomía a niñas y niños de regiones. Por lo mismo, plantea que se debería invertir en el astroturismo, una actividad que ha florecido gracias a los cielos excepcionalmente claros del país, considerados de los mejores del mundo para la observación astronómica. Aunque ha crecido en el norte, Fran cree que es fundamental expandirlo también al sur. Además, resalta la importancia de crear más oportunidades educativas para compartir la ciencia, como la construcción de un planetario en el sur, con el objetivo de reducir la falta de acceso a estos recursos astronómicos y educativos en las regiones.
Mientras tanto, Francisca sigue trabajando en la noble tarea de acercar las estrellas a sus aprendices de Beauchef.