El magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico e ingeniero civil de la Universidad de Chile es un creador de contenido que combina conocimientos técnicos con historias que revelan los secretos de las construcciones antiguas. Su cuenta de Instagram “La Forma del Patrimonio” se ha convertido en una cátedra digital con más de 75 mil seguidores a la fecha.
Santiago Saéz es la mente detrás de “La Forma del Patrimonio”, una cuenta de Instagram donde el ladrillo, el adobe y el hormigón armado dejan de ser materiales inertes para convertirse en protagonistas de relatos fascinantes.

Su cuenta de Instagram “La Forma del Patrimonio” tiene más de 75 mil seguidores a la fecha.
«No me interesa mostrar lo espectacular, quiero que las personas se asombren con lo cotidiano, con los materiales de construcción y la historia de algún edificio”, explica. Su método es riguroso: cada publicación es el resultado de horas de estudio entre libros y planos. «No soy influencer, uso las redes sociales para abordar temas que me interesan, no necesariamente relacionados con mi trabajo o lo que investigo», aclara.
Este enfoque lo ha llevado a colaborar con instituciones como el Archivo Central Andrés Bello de la U. de Chile, donde exploró la vida de Justicia Espada, la primera ingeniera civil del país; o a analizar casos como la Estación Providencia (más conocida como Estación Pirque) que se ubicaba en Plaza Italia y que fue demolida a mediados de los años 40 del siglo pasado; o sobre la reciente exposición “Nuestros Edificios Públicos” de los 150 años de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas.
Pero su trabajo no se limita a lo digital. Actualmente es parte del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación (IDIEM) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (FCFM), donde participa en terreno en proyectos como el diagnóstico estructural, levantamiento de daños y restauración, junto a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), de la Maestranza Barón en Valparaíso, un taller ferroviario construido a principios del siglo XX y que hoy lucha contra el deterioro.
Un Camino de Descubrimientos
Su historia académica es una prueba de que las carreras no son líneas rectas. En 2012 ingresó a Ingeniería Civil en la FCFM con una idea vaga sobre la profesión. «En el colegio me gustaba la física y las matemáticas, pero hasta entrar a la universidad no sabía realmente qué hacían los ingenieros y lo entendí recién como al tercer año«, confiesa.
Entre los docentes que lo marcaron en esta etapa destaca a Aldo Tamburrino, a pesar de que no le enseñó directamente sobre estructuras, que es su especialidad. «Me gustó mucho su curso sobre Mecánica de Fluidos e Hidráulica, aunque esa disciplina no la he vuelto a estudiar nunca más. Era de esos profesores que te hacen amar el conocimiento por sí mismo«, afirma.
Menciona además a Marcela Munizaga que le impartió el curso de Análisis de Sistemas de Transporte: «también opuesto a lo que me dedico ahora, pero me abrió un mundo nuevo. Siempre he tenido la curiosidad de conocer sobre diferentes temas«. “Si uno quiere ser un ingeniero integral o de verdad ser capaz de resolver problemas, hay que pasar por muchos procesos de aprendizaje y entender que muchas disciplinas están conectadas”, agrega.
Asimismo, gracias al Programa de Movilidad Estudiantil de la Universidad de Chile, se pudo especializar durante un semestre en The University of British Columbia, en Canadá. En sus palabras, una “experiencia enriquecedora en todo sentido”.
Antes de titularse en 2018, trabajó en Canepa Ingenieros en el cálculo y revisión de edificios de hormigón armado y luego como ingeniero de proyecto en SIRVE Engineering, una empresa derivada de la Universidad Católica de Chile.
Sin embargo, al tiempo sintió que algo le faltaba. Fue entonces cuando, inspirado por libros como la novela “Los Pilares de la Tierra” de Ken Follet, que explora la construcción de una catedral gótica en la Edad Media, decidió dar un giro en su carrera: ingresó en 2022 al Magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU). «Antes no me interesaba tanto la historia, pero en el pregrado comencé a leer sobre el tema y quedé fascinado«, cuenta.
Ingeniería aplicada a la historia

Santiago Sáenz cursó el Magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU).
En la FAU encontró un espacio donde su formación se enriqueció con las humanidades. «Elegí nuevamente a la U. de Chile porque conocía un poco la formación de los profesores y por su carácter técnico, ya que se aplicaba la estructura. Fue la mejor decisión, porque lo mío es lo tangible”, asegura. Bajo la guía de la profesora Gabriela Muñoz, se ha podido dedicar también hasta hoy en día a la investigación.
En relación a su paso por la Universidad de Chile, afirma: “Es bien difícil y te hacen pensar bastante para resolver problemas. Creo que eso sirve mucho para el día a día. Recibí una formación de excelencia, sin lugar a dudas”.
Sobre cómo ha sido combinar la ingeniería con la arquitectura, explica: “para mí es maravilloso trabajar con estructuras históricas, porque los edificios vienen con historias relacionadas, procesos y hasta personas que han vivido en ellos”. Y añade: también se deben tratar de otra forma, porque tienen una importancia mucho mayor”.
Hoy, Santiago comparte su conocimiento como docente de Historia de la Construcción y la Arquitectura en la Universidad Tecnica Federico Santa María y en el curso de Análisis Estructural en la Universidad San Sebastián. Mientras tanto, sus metas son seguir trabajando en proyectos patrimoniales, estudiar mucho más y también enseñar, ya sea desde la academia o a través de redes sociales.