La ingeniera en alimentos María Teresa Comparini fundó hace 22 años Comercial Epullen junto a su esposo, Gonzalo Burgos, con el fin de combinar sus talentos (él es contador auditor) e impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación en el nicho de alimentos saludables.
La egresada de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas ha dedicado su vida profesional a satisfacer las necesidades de quienes tienen que alimentarse de manera especial o quienes buscan una vida más sana, a través de ingredientes naturales y saludables.
Conexión entre ciencia y mercado
En conversación con Alumni, Comparini comenta que “desde que comenzamos, nuestro foco ha sido hacer alimentos para nutrición especial”. “En un principio eran productos sin azúcar; luego comida para los niños con alergias alimentarias, bebidas vegetales en polvo; después nos enfocamos en el tema del sobrepeso y la obesidad, postulando a fondos del Corfo para hacer productos que produjeran saciedad con bajas calorías”, rememora como parte del recorrido de las últimas dos décadas.
Innovaciones como un líquido vegetal similar a la leche creado a partir de granos o una miel de abeja en polvo usada como endulzante natural se cuentan en su carrera.
“Lo que buscamos es hacer una conexión entre ciencia y mercado, con el fin de resolver problemas que tienen las familias para alimentar a sus hijos, siempre con tecnología, ingredientes e insumos chilenos, y respetando la huella de carbono”, señala.
Comparini menciona como ejemplo de lo anterior la labor de la marca de Epullen Terrium Biosnack, a través de la cual crean alimentos saludables, conscientes de que una alimentación balanceada requiere de una cantidad de tiempo de preparación que no todas las familias pueden permitirse: “La idea era hacer alimentos que aportaran, como si estuvieran hechos en la casa: que no tuvieran ingredientes químicos que no necesitaran, que el empaque aumentara su vida útil, que fueran ricos y que fueran nutricionalmente equilibrados”.
Calidad de vida y aporte al emprendimiento regional
Una de sus definiciones como emprendedora fue contratar solamente mujeres que vivieran cerca de la empresa que fundó, en La Florida, para ayudarles a mantener una buena calidad de vida. “Los resultados de estas medidas han sido increíbles”, destaca.
María Teresa relata orgullosamente que todas las trabajadoras de Epullen se mantuvieron formando parte de la empresa hasta el último día en funcionaron en La Florida, el año pasado. Haberles dado flexibilidad laboral para ir y volver a sus casas en caso de emergencias o imprevistos era clave para dignificar el trabajo y a sus trabajadoras, declara.
Este año la ingeniera desarrolló Eureka Foods Hub, que busca conectar emprendedores de alimentos en La Araucanía. En esta zona busca implementar un sistema similar al que ocuparon en La Florida: “Es importante que quienes vayan a trabajar (ahí) sean personas locales y que puedan llegar lo antes posible a sus casas”.
Consultada por los desafíos que implica el Food Hub, Comparini señaló que “queremos descentralizar la producción en Santiago de la industria de alimento y darle valor usando la materia prima que está ahí, en la región, como el lupino, que es el ingrediente base de toda nuestra línea vegana y sin gluten”.
“Queremos hacer un aporte para que los emprendimientos de la zona prosperen. Darles un espacio físico con resolución sanitaria y acompañamiento constante, de planta, de alguien que controle calidad y que controle el uso de máquinas”. “La idea es que los emprendedores puedan hacer sus desarrollos sin descuidar la inocuidad, las buenas prácticas ni los equipamientos”, agrega.
Su paso por la U. de Chile
María Teresa recuerda con cariño su paso por la Universidad de Chile entre 1985 y 1990: “El decano (de ese entonces) nos dijo que si nosotros estábamos ocupando o habíamos ocupado una silla en la Universidad, habíamos adquirido un conocimiento que tenemos que devolver a nuestro país, porque no todo el mundo podía ir a la universidad. Eso me marcó”.
“Para mí siempre ha sido importante compatibilizar mi familia con el servicio para mi país, y con el emprendimiento he logrado hacerlo, sirviendo al país a través de la ingeniería en alimentos y junto a mi familia”, manifiesta.
De la red de egresadas y egresados espera “congregarnos por el cariño que le tenemos al alma máter, a la Casa de Bello, y hacer cosas de verdad colaborativas, que vinculen a todas las carreras”.