El largo recorrido de Cristián Lasagna Reeves comenzó en 2002 con la decisión de estudiar Ingeniería en Biotecnología Molecular en la Universidad de Chile, motivado por su interés en la ciencia aplicada y en que “el conocimiento llegue a un producto que le sirva a la gente”.
Veintiún años después, el egresado de la Facultad de Ciencias, cuya carrera ha girado en torno al estudio de la agregación de proteínas en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, está más cerca que nunca de cumplir con ese propósito.
Lasagna, hoy profesor asociado de la Universidad de Indiana y director del Grupo de Investigación de Trastornos Neurodegenerativos del Instituto de Investigación Stark de Neurociencias de la misma casa de estudios, encabeza el proyecto que identificó una proteína que estabiliza a la proteína tau, responsable del deterioro cognitivo provocado por el alzhéimer.
La investigación fue premiada en el Congreso Internacional de la Asociación de Alzhéimer (AAIC por sus siglas en inglés) como el estudio más importante del mundo sobre la biología de esta enfermedad en los últimos dos años, reconocimiento que vino a coronar lo que han sido dos décadas de estudios e investigación, y que da pie a seguir avanzando en una potencial cura contra la enfermedad y a cumplir, en fin, lo que era su deseo cuando entró a la Casa de Bello.
Un promisorio avance para detener la propagación del alzhéimer
En conversación con Alumni, el egresado U. de Chile -radicado en Estados Unidos desde el 2006- recuerda que empezó a pensar en esta investigación mientras hacía su doctorado en Biología Molecular y Celular, entre 2008 y 2010, en el Centro Médico de la Universidad de Texas: “Es típico que cuando uno es estudiante lo propone y tu jefe te dice que es una buena idea, pero que la veamos después. En el posdoctorado me pasó lo mismo. Ya cuando tenía mi propio laboratorio, pude hacer lo que quería. Ahora era cuando”.
La investigación, desarrollada a partir de 2018 y publicada en 2022 en la prestigiosa revista de divulgación científica Nature Neuroscience, identificó que al mezclar la proteína tau -responsable del deterioro cognitivo en el alzhéimer- con la proteína bassoon, esta última actúa como un estabilizador de la primera. Por lo tanto, esa interacción ofrece un promisorio blanco para detener la propagación de tau en el cerebro y, en teoría, frenar la neurodegeneración.
En declaraciones previas, Lasagna explicó que “lo que descubrimos es que los agregados de tau están compuestos no solo de tau, sino que de otras proteínas, y una de estas proteínas es una proteína que se llama bassoon, que está en la sinapsis de las neuronas. Descubrimos que cuando bajamos los niveles de bassoon, eliminamos la habilidad de bassoon de unirse al agregado de tau. Este agregado tóxico es muy inestable y se desagrega, entonces, esta proteína bassoon actúa como un estabilizador de este agregado tóxico”.
El estudio de mayor impacto a nivel mundial
El ingeniero en Biotecnología Molecular y magíster en Neurociencias de la Casa de Bello revela que la publicación en Nature Neuroscience “provocó muchos cambios: nos dio a conocer a un nivel más alto en la comunidad científica de neurodegeneración. Nos abrió las puertas a nuevas colaboraciones, invitaciones a dar charlas. No sé si hacía más fácil el financiamiento, pero al menos el estudio nos daba una buena base para demostrar que este grupo hace las cosas bien. Con eso ya me daba por pagado”.
Sin embargo, a principios de 2023, Cristián recibió un mail de la doctora María Carrillo, directora científica de la Alzheimer´s Association -la organización líder en atención, apoyo e investigación de la enfermedad-, en el que le comunicaba que ese trabajo había sido elegido el estudio de mayor impacto en el área a nivel mundial en los últimos dos años.
“Los estudios son fruto de procesos largos. Tienen un final al que uno sabe que puede llegar. Cuando uno quiere publicar algo, lo manda a publicar y sabe que esos resultados eventualmente se van a dar. Lo mismo cuando uno gana un financiamiento: uno postuló, igual guarda la esperanza de recibirlo. El premio, en cambio, no me lo esperaba. Llegó literalmente de la nada. No competimos, sino que un grupo de expertos mundiales de todas las áreas del alzhéimer -sin que hubiéramos mandado el estudio- lo eligió entre todos los estudios que se han publicado en los últimos dos años. Es muy difícil de explicar el orgullo y la alegría que me ha provocado”, reflexiona Lasagna.
Además del reconocimiento mundial, Lasagna recibió la invitación a dictar una charla plenaria en el Congreso Internacional de Alzhéimer en Ámsterdam el pasado 17 de julio ante siete mil asistentes, instancia a la que acudió acompañado por los chilenos Pablo Martínez, primer autor del estudio, y Nur Juri, ambos post doctorados que forman parte de su laboratorio y de la investigación premiada.
“Llamó mucho la atención el trabajo que estamos haciendo como laboratorio, así como el hecho de que había varios chilenos involucrados”, repasa Lasagna.
“Ha sido un cambio grande para nosotros, que pasamos de ser un laboratorio mediano, normal a uno conocido mundialmente en el contexto del alzhéimer. Ahora estamos a un nivel en el que hasta el presidente de la Universidad nos escribe para felicitarnos y destaca nuestras noticias”, apunta. Y agrega que “me dio cierto estatus en la Sociedad del Alzhéimer. Por ejemplo, el día previo a la premiación desayuné con los benefactores privados que han donado al menos un millón de dólares a la fundación. Se han abierto las puertas no solo para mí, sino para las demás personas del laboratorio que trabajan conmigo. Ha sido muy buena experiencia”.
Sus orígenes y el viaje a Estados Unidos
Aunque Cristián no entró a la Casa de Bello pensando en dedicarse a la investigación del alzhéimer, reconoce que siempre le fascinó estudiar “cómo podemos arreglar las enfermedades que afectan al cerebro y tratar enfermedades para las que no tenemos cura”.
Por eso, aunque le interesaba la idea de estudiar los procesos de salmonicultura y del cobre desde la óptica biotecnológica con el fin de ayudar a las industrias a crear productos, la carrera del egresado de la Facultad de Ciencias ha estado ligada a las enfermedades neurodegenerativas desde pregrado.
Cristián Lasagna llegó a Estados Unidos en el verano de 2006, antes de empezar su último año de Ingeniería en Biotecnología Molecular en la U. de Chile, para realizar una pasantía junto al profesor chileno Juan Troncoso, neuropatólogo y director del Centro de Recursos Cerebrales de la Universidad John Hopkins.
Luego vendrían su trabajo con el también chileno Claudio Soto en la Universidad de Galveston, Texas -donde Lasagna hizo su doctorado en el laboratorio del Dr. Rakez Kayed-; su posdoctorado en investigación en enfermedades por plegamiento incorrecto de proteínas también en Texas; y su posdoctorado en investigación del alzhéimer en la Baylor College of Medicine en el laboratorio de la Dra. Huda Zoghbi, donde además se le encargó liderar el laboratorio de la unidad.
En 2017 abrió su propio laboratorio en el Instituto Stark de Investigación de Neurociencias de la Universidad de Indiana en Indianápolis, ciudad de la que reconoce entre risas que “solo conocía las 500 millas”.
Estando en Norteamérica, y como director del Grupo de Investigación de Trastornos Neurodegenerativos del Instituto, Lasagna se dio cuenta de que los investigadores internacionales tienden a tener estudiantes de su propio país y se encargó de reclutar a otros estudiantes de posdoctorados e investigadores para su equipo. Así llegaron los mencionados Pablo Martínez y Nur Juri, que se suman a los otros integrantes del laboratorio Henika Patel, Yanwen You, Abigail Perkins, Audrey Lee-Gosselin, Xavier Taylor y Yingjian You. Además, la investigación premiada cuenta con la coautoría de los chilenos Juan Codocedo y Juan Troncoso.
Han pasado diecisiete años desde que dejara Chile para seguir especializándose a los 23 años de edad. “Vine con la idea de hacer la tesis de pregrado e irme, o de hacer el magíster y devolverme a Chile. Luego conocí a mi polola, que ahora es mi señora; postulé al programa de doctorado y pensé que terminándolo me iba a devolver. Al final me di cuenta de que ya me quedé. Ha sido una gran experiencia, nunca imaginé lo bien que ha salido todo”, resume.
El paso siguiente: llevar el descubrimiento a los pacientes
Lasagna revela que, junto a otros colaboradores, fundó una compañía biotecnológica llamada Monument Biosciences, a través de la cual busca encontrar financiamiento de empresas o farmacéuticas que deseen invertir en sus investigaciones para llevar los resultados del estudio a la práctica y mejorar la vida de las personas con enfermedades neurodegenerativas.
“Ya demostramos en el estudio que este puede ser un buen tratamiento para el alzhéimer. Ahora hay que llevar esto que descubrimos en ciencia básica, con ratones, al ámbito clínico, con pacientes. Mediante esta compañía y el estudio académico que hacemos en mi laboratorio queremos desarrollar esto para que sea una realidad terapéutica para los pacientes con alzhéimer. La idea es hacer pruebas preclínicas en animales con algunos compuestos que creemos pueden ser beneficios para el alzhéimer y, si todo sale bien, esperamos ir a pruebas clínicas en pacientes en un año o un año y medio”, concluye.