Matías Ulloa, médico residente en Puerto Williams: “La comunidad es indispensable en territorios aislados”

por Leonardo VásquezJun 5, 2025

El doctor del Hospital Comunitario Cristina Calderón combina la atención clínica con roles de gestión. Junto a su pareja, la Dra. María de los Ángeles Valdivieso, también egresada Uchile, ha impulsado iniciativas como programas de pesquisa de cáncer de piel y de acceso a medicamentos en la ciudad, además de un proyecto que garantiza el suministro de agua potable durante el invierno.

 

En Puerto Williams, donde el invierno congela cañerías y el aislamiento multiplica las brechas, el médico cirujano de la Universidad de Chile, Matías Ulloa, ejerce una medicina que trasciende el consultorio integrando lo clínico con lo social. No es solo uno de los pocos médicos del Hospital Comunitario Cristina Calderón, el único público de la ciudad, sino que ha desempeñado diversos roles de liderazgo: subdirector médico, director subrogante, jefe del Departamento de Atención Cerrada, y coordinador de áreas como Salud Mental, Calidad e Infecciones Asociadas a la Atención de Salud (IAAS).

La Dra. María de los Ángeles Valdivieso, también egresada Uchile es la encargada del Programa de Salud Preventiva y coordinadora de la Estrategia de Desarrollo Local Inclusivo de la Municipalidad de Cabo de Hornos.

Sin embargo, su labor va mucho más allá del recinto de salud. Él y su pareja, la Dra. María de los Ángeles Valdivieso, también egresada Uchile y encargada del Programa de Salud Preventiva y coordinadora de la Estrategia de Desarrollo Local Inclusivo de la Municipalidad de Cabo de Hornos, han impulsado proyectos innovadores que combinan atención médica con desarrollo comunitario. Su profundo compromiso se demuestra con su participación activa en la Asociación Mapuche Huilliche “Witrapaiñ”, la Junta de Vecinos, el Consejo de Desarrollo Local y el Club de Adulto Mayor “Rosa Yagán”.

Un programa destacado es el de pesquisa precoz de cáncer de piel en población vulnerable, entre ellos adultos mayores, trabajadores del campo y pescadores. “En la región no se suelen usar bloqueadores solares, por lo que hicimos todo un trabajo para educar en fotoprotección y conseguir un dermatoscopio”, explica Ulloa. También lograron facilitar el acceso a medicamentos de mediano costo, como empagliflozina para la diabetes y rivaroxabán como anticoagulante. “Algunos de ellos cuestan entre $30.000 a $60.000 mensuales. Se los entregamos por un año completo a estos pacientes, lo que se traduce en un ahorro familiar no menor”, afirma.

Estas iniciativas, financiadas por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) del Gobierno Regional de Magallanes, surgieron de escuchar directamente a la comunidad. “Lo que hacemos es analizar sus problemas y en conjunto desarrollar proyectos. Es una mirada que nos saca del centralismo y valida las propias necesidades que las personas refieren sobre su salud. Existen más posibilidades de éxito, porque toda la comunidad se involucra”, asegura.

Asimismo, sacaron adelante un proyecto para garantizar suministro de agua potable durante el invierno ante el congelamiento de cañerías, presentado a través a la Municipalidad de Cabo de Hornos y que ganó financiamiento de “Desafíos Públicos 2025” del Laboratorio de Gobierno, el Ministerio de Hacienda y el de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. “El periodo de mayor frío se da entre mayo y septiembre donde al 76% de los hogares se les congela el agua”, explica. Y agrega: “Esto aumenta la probabilidad de enfermedades dermatológicas y gastrointestinales, además de que obliga a cerrar instituciones públicas como colegios y otros servicios esenciales. Esto ha venido ocurriendo desde la fundación de la ciudad”.

Preparado para desafíos extremos

Consciente de las particularidades de trabajar en un territorio aislado, Matías ha complementado su formación con los diplomados de Patología Cutánea y Gestión de Servicios de Salud Mental en el Sistema Público de Salud en la Universidad de Chile. Tras cursar este último llegó a la conclusión: “Uno de los pilares para una buena salud mental es fortalecer la comunidad. Te da un sentido de pertenencia”.

Lo que ha visto en la zona es el llamado trastorno afectivo estacional, relacionado con la disminución de la luz en ciertos periodos del año. “También ocurre que muchas personas se van a vivir a Puerto Williams lejos de su familia y eso les produce un gran impacto emocional. Esto sumado a las condiciones climáticas que dificultan el desplazamiento y el acceso a la salud en general. Existe un problema en salud mental en todo el país, pero sobre todo en lugares aislados”, sentencia. Ambos además se han integrado vecinos a pesar de venir de otras ciudades. “Hemos tenido un muy buen recibimiento. Nos ven en otro rol, no solamente en el de médicos y pacientes. Eso disminuye las distancias”, señala Ulloa.

También de manera remota cursó los diplomados de Liderazgo Médico y Actualización en Medicina de Urgencia de la Universidad Católica de Chile. “Las responsabilidades y roles que he ido teniendo llaman a seguir aprendiendo y especializándose. Creo que las habilidades blandas son fundamentales para trabajar con equipos humanos en lugares difíciles”, asegura. Actualmente, Matías también trabaja en la creación de una empresa social cuyo objetivo es generar soluciones sostenibles para las comunidades australes, reinvirtiendo todas las utilidades en proyectos locales.

Una formación con responsabilidad social

Matías Ulloa se trasladó de Santiago a Puerto Williams para garantizar el acceso a la salud a las personas que habitan en el extremo sur del país.

Matías reconoce que su paso por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, de la cual egresó el 2021, marcó profundamente su ejercicio profesional. «Si bien la universidad entrega una formación técnica basada en la evidencia muy buena y que agradezco mucho, también nos lleva a un perfeccionamiento constante«, reflexiona.

Durante sus años de estudio, destaca como una experiencia fundamental su formación clínica en el Hospital San Juan de Dios, donde aprendió a «hacer mucho con pocos recursos», una habilidad crucial para trabajar en un recinto de salud comunitario en el extremo sur del país. Gracias a su gestión y la de su equipo, pacientes en lista de espera quirúrgica mayor o con patologías tiempo-dependientes pueden ser trasladados al Hospital Dr. Augusto Essmann Burgos de Puerto Natales o al Hospital Clínico Dr. Lautaro Navarro Avaria de Punta Arenas.

Con cariño recuerda también a profesores que se implicaban más allá de lo académico: «Algunos de ellos, tras una cirugía, se tomaban un café con nosotros para preguntarnos por la vida y qué hacíamos. Se preocupaban de que pudiéramos descansar y alimentarnos bien”. Esa humanidad hoy la replica con estudiantes de sexto y séptimo año la Universidad de Magallanes, a los cuales les hace clases en el internado. “Me formé con una visión integral de la salud, lo que me ha permitido comprender el valor del trabajo colaborativo y el compromiso público. Hay un sentido muy importante de responsabilidad social, de dar más oportunidades y acceso a la salud”, declara.

Para Matías trabajar en Puerto Williams no es solo un desafío profesional, sino una elección de vida. «Cuando uno considera que el bienestar social es importante, todo lo que uno haga llevará esa impronta. La felicidad es compartida«, repite, convencido de que desde el fin (¿o comienzo?) del mundo se pueden construir soluciones innovadoras con justicia social.

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