México, Ecuador y EE.UU. son solo algunos de los países que han comprado el kit de toma de muestra “GenoSUR” creado por la empresa bioquimica.cl, de la cual Matías Gutiérrez, bioquímico de la U. de Chile y doctor en Biotecnología, es cofundador y encargado del desarrollo científico. Pero no solo eso. El gobierno de Chile también adquirió un millón de unidades para distribuir en todo el territorio y hoy son el principal mecanismo utilizado.
“Este es un dispositivo médico que se fabrica bajo una gestión de calidad internacional, que es la norma ISO 13485:2016. Tiene un control muy fuerte de la calidad del proceso y de todos los lotes de los diferentes insumos que se utilizan para su fabricación, con el fin de otorgar un producto de alta calidad”, explica el egresado de la U. de Chile respecto a esta tecnología desarrollada en el país.
Para Gutiérrez, otro de los aspectos a destacar es que este dispositivo, “a través de la manufactura en Chile”, se haya convertido en una solución para el control de la pandemia solicitada por otros países. “Y esto es algo importante destacar, porque en Estados Unidos, por ejemplo, una de las cosas que ha generado más frustración ha sido la incapacidad de fabricar insumos críticos para hacer frente a esta pandemia, y su gran dependencia de otros países para su manufactura”.
– ¿En qué consiste el kit y qué lo diferencia de otros?
El dispositivo médico consiste en una caja que contiene todos los elementos necesarios para poder hacer toma de muestra descentralizada para coronavirus y otros virus respiratorios. Dentro de cada dispositivo vienen instrucciones para la toma de muestra médicas, viene también un checklist de bioseguridad para que la persona que está tomando la muestra siga cada uno de los pasos necesarios, considerando que hoy día hay una gran cantidad de profesionales de la salud tomando muestras que no son necesariamente expertos en la toma de muestras de virus altamente contagiosos.
Además de eso, contiene una tórula y un tubo, el cual posee un medio de transporte que tiene varias cualidades que hacen muy diferentes a este dispositivo, particularmente está la posibilidad de que inactiva al virus una vez que está en contacto con el medio de transporte. Y no solamente el virus, sino que también cualquier otro patógeno que esté presente en la muestra.
Por otra parte, el medio de transporte preserva toda la información genética de la muestra, lo que permite que llegue al laboratorio en óptimas condiciones. El resto de las tomas de muestras ocupan soluciones de transporte que requieren cadena de frío y en el caso que eso se rompa, podrían alterar la posibilidad de encontrar el virus en caso que el paciente esté infectado. Ahí está la estabilización de la información genética de la muestra, la que permite que el transporte se realice a temperatura ambiente. De hecho, gracias a eso, las muestras se ha podido enviar hasta Magallanes y han vuelto a Santiago para ser analizadas.
El kit posee un contenedor secundario, un absorbente de la muestra en caso que los tubos queden mal cerrados, y además de eso uno terciario, que es una bolsa más resistente, con toda la información de bioseguridad, y con la indicación de que puede viajar a temperatura ambiente.
– ¿Cuál es el impacto del uso de este dispositivo?
Esta es una solución que permitió evitar que las personas fueran a los centros de salud a tomarse a las muestras, porque hace un mes y medio, cuando no habíamos entregado esta solución, se juntaban en la urgencia tanto pacientes que tenían –por ejemplo- episodios de trauma como los que venían por otras afecciones respiratorias, y los que estaban contagiados con coronavirus. Y esa mezcla es muy peligrosa porque se generan focos de infección en la misma urgencia.
Hoy día se han entregado más de 100 mil dispositivos médicos, con lo cual se ha podido abastecer el 100 por ciento de la necesidad país, y claro, se condice con la cantidad de exámenes que se han reportado en los laboratorios clínicos.
– ¿Habían tenido experiencias de pedidos internacionales como los que tienen ahora?
Sí, el 2017, cuando montamos nuestra fábrica, comenzamos a exportar a Estados Unidos principalmente. Así que sí, pero ahora el nivel de demanda es muy alto. Estas solicitudes de otros países también tienen que ver con que se aprecia el valor de la tecnología. Se requiere y es una urgencia mundial, entonces claramente en Chile, a través de buena tecnología, ha ayudado a resolver estas necesidades.
– Ha habido algunas críticas al dispositivo, ¿a qué están referidas y cómo han respondido ustedes desde el desarrollo del kit?
Se hicieron algunos reparos por falta de información. Nos hubiese gustado que nos llamaran, que hubiesen leído la caja para ver cosas como la procedencia, o cómo y dónde se fabrica, o con cuántas certificaciones cuenta nuestro producto.
Hubo un cuestionamiento fuerte al tipo de tórulas que se entregaron en los primeros 60 mil dispositivos médicos. Se indicó que eran tórulas rígidas, lo que no es correcto pues son flexibles, pero el punto acá es que creo que hay una falta de entendimiento frente a la situación que estamos viviendo. Existe una invención italiana, que es una tórula ultra flexible que es la que se ocupa normalmente en las campañas de invierno en nuestro país y en el mundo, pero es tórula no está disponible a nivel mundial para comprarse, ni siquiera por un tema de precios, sino que está totalmente agotada. Países como Estados Unidos han bloqueado la exportación de productos de ese tipo porque los están ocupando internamente, entonces nosotros realizamos importación de un millón de esas tórulas, y recién hace dos semanas llegaron a Chile con mucha dificultad para poder salir de China dado el escenario de carga aérea que estamos viviendo. Por suerte nosotros teníamos de un proyecto anterior 60 mil tórulas que eran compatibles con la aplicación para hacer el examen.
– ¿Han proporcionado mejoras al kit?
El producto inicial cumplía con la función que tiene que cumplir, sin embargo, con el feedback, no solamente que nos hace cada médico, nosotros también hemos llamado proactivamente a los laboratorio de diagnóstico clínico del país para hacer el monitoreo del funcionamiento del sistema, y sí, los hemos adaptado, le hemos ido haciendo mejoras, lo que es parte de la norma ISO 13485 y 9001 que tenemos como empresa: el integrar la mejora continua como algo común de todos nuestros procesos. Eso es parte de lo que hacemos siempre en nuestra línea de trabajo.
– ¿Están desarrollando algún otro dispositivo en relación al COVID-19?
El dispositivo es capaz de preservar la información genética no solamente del coronavirus, sino que de otros virus respiratorios. Estamos trabajando con el ministerio para poder dar indicaciones de cómo debe ser procesada la muestra para realizar otros diagnósticos y así poder apoyar a las campañas que están inminentes ahora en el invierno.
También tenemos otros productos como empresa, particularmente estamos trabajando en unos productos para aportar desde otro tipo de muestreo a la salud femenina, específicamente a las predisposiciones a cánceres que se producen por infecciones. Tenemos una línea de productos que estamos desarrollando y estamos trabajando con otras empresas chilenas, que estamos ayudando a salir a otros lugares del mundo.
– ¿Cómo fue tu experiencia como estudiante de la U. de Chile y cómo impactó tu carrera?
Creo que la experiencia de estudiar en la Universidad de Chile fue única. La verdad, cuando fui por primera vez a mi facultad quedé sorprendido porque tenía en verdad expectativas de infraestructura diferentes, porque yo venía de terminar mis estudios en Singapur, pero entré a la carrera y comencé a relacionarme con mis profesores y con mis pares, con estudiantes de otras carreras, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas especialmente, de otras generaciones, y podría decir que ha sido de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Compartir con personas diversas en todo aspecto, tanto de qué lugar del país venían, de cómo pensaba cada uno, de cómo cada uno enfrentaba los desafíos de la vida, o con qué cosas tenían que lidiar, esa diversidad ha sido algo muy enriquecedor en mi vida.
También, el compromiso que he visto y la vocación con que se dedican los académicos, al igual que mis compañeros y mis colegas, para resolver problemas no sólo acá en Chile sino que problemas que afectan a todo el mundo, es un elemento de mucha inspiración y de fuerte vocación de apoyar el desarrollo del país, apoyar el desarrollo de los estudiantes, apostar a poder hacer desde la ciencia y la tecnología un país más competitivo a nivel mundial. Cuando nos toca ir a trabajar afuera -que muchos de mis colegas lo hacen- dejar el nombre puesto de Chile bien alto, por la calidad profesional con la cual somos formados en la Universidad.
Me he dedicado desde que estaba en la universidad -de hecho yo monté la empresa cuando estaba en la universidad- a servir al mundo público a través del desarrollo para la educación científica, con un programa que se llama experimenta. Tenemos más de 160 experiencias de kinder a cuarto medio y trabajamos con todas las municipalidades, las corporaciones públicas, y tenemos más 500 mil estudiantes.