El pasado 18 de noviembre la Universidad de Chile lanzó la nueva plataforma Alumni UChile en el marco del aniversario N° 179 del plantel. En esta ceremonia, contó con el destacado apoyo de los músicos Cristián Errandonea (contrabajo), Elías Allende (violín) y Nelson Campos (cello), quienes interpretaron los temas Rondó, Moldava, Sixty Four y Danza Húngara.
Sobre el acto en particular, el contrabajista y director de orquesta, Cristián Errandonea, comentó que fue “un honor estar presente como músico, junto a mis colegas del trío, más aun considerando que fue la primera vez que tocamos presencial saliendo de la pandemia. Luego, como Alumni, siento que hay un lazo que fortalecer y este tipo de participaciones, desde la práctica profesional, sin duda apunta en esa dirección”.
En esta línea, comentó que «la U. de Chile tiene 100 por ciento de influencia en mi vida profesional, y la verdad me siento feliz y orgulloso de mi trayectoria. He desarrollado proyectos de variada naturaleza. En el ámbito de la integración, trabajé por muchos años en el establecimiento de un centro musical en la zona sur de Santiago que atendía a niños en riesgo social. También me integré a la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile en el año 90, y desde entonces he sido un activo integrante de ese organismo patrimonial”.
Crisis del arte en Chile
El contrabajista Alumni UChile hoy es parte de la Facultad de Artes de nuestro plantel como académico. Esta labor la vio como necesaria ante el estado del arte en nuestro país, el cual ha sido desplazado constantemente y tiene pocas oportunidades de tener un cambio en el corto o mediano plazo. “Estando en la Facultad tenemos la misión proponer, problematizar y difundir, con sentido público, el resultado del trabajo intelectual, artístico y musical. Y aun con las precarias condiciones que el arte tiene en Chile, tratar de contribuir en lo que son los desafíos contemporáneos del desarrollo de la música y la creación”, asegura el profesor Errandonea.
“La pandemia ha demostrado la debilidad del sistema de redes artísticas, tanto lo adscrito a la formalidad o institucionalidad y más aún lo informal o autosustentable. Pero más allá de las estructuras, creo que hay una desnutrición grave en el engranaje de políticas que permitan a una sociedad contar con el alimento espiritual que proporciona el arte. La vorágine de un sistema neo liberal ha convertido el arte en una mercancía más, un producto más de las góndolas. Ha desprovisto al individuo, incluso de la posibilidad de crecer en contacto con las expresiones artísticas, sacando de los programas educacionales los ramos de arte, como -por ejemplo- la enseñanza musical”, agrega.
Por último, y ante la esperanza de un cambio a corto o mediano plazo en Chile con la construcción de la nueva Constitución, Errandonea no confía en que la nueva Carta Magna “podrá generar cambios culturales significativos respecto al arte. Creo que la sola influencia, que por cierto debe haber, no es suficiente. También creo que tan importante como la nueva legislación que permita mayor justicia social y equidad, es la idea de que una sociedad desarrollada se construye con acceso al arte en todas sus expresiones”.