Ximena Abogabir, cofundadora de Travesía100: “Las personas mayores tenemos mucho que aportar a la sociedad”

por Leonardo VásquezMay 30, 2025

La titulada de Periodismo de la Universidad de Chile es una figura clave en la lucha contra los estereotipos asociados al envejecimiento. Sin embargo, su influencia trasciende este ámbito: ha dejado también una profunda huella en los procesos de participación y diálogo, la protección ambiental y la sustentabilidad empresarial liderando por 35 años la Fundación Casa de la Paz.

 

En 2018, cuando muchos imaginaban que la activista social Ximena Abogabir se preparaba para un retiro tranquilo a sus 70 años, ella hizo lo contrario: cofundó Travesía100, una organización que busca desafiar los estereotipos sobre la vejez y que hoy agrupa a más de 5.000 adultos mayores en el país.

“Le pusimos nombre a un movimiento que revela que existe una nueva generación que no está siendo considerada. Así como en la década de los 50 aparecieron los adolescentes entre los niños y los adultos, hoy existimos los que ya no somos tan jóvenes, pero que tampoco somos ancianos”, afirma la actual vicepresidenta de la empresa B. Y agrega: “Somos personas que tuvimos mayor acceso a la educación que nuestros antepasados y que no queremos ser considerados una carga ni que nos manden a descansar a una edad determinada”.

La fundación impulsa políticas públicas como una nueva Ley de Envejecimiento para poner fin al sueldo mínimo diferenciado por edad, que es un tercio menos que el de los adultos. También trabajan junto a diferentes empresas en programas de capacitación adaptados para personas mayores. “Hay muchas diferencias en nuestra manera de aprender, pero queremos y podemos hacerlo”, afirma Abogabir.

Incentivan además una jubilación tardía cuando sea voluntaria y posible. Ximena cita el Estudio de Nueva Empleabilidad realizado en 2024 por Travesía100, junto a Fundación AshokaMetLife y Criteria, que revela que el 60% de las personas sobre 60 años quiere seguir trabajando. “Sin embargo, el sistema los empuja a jubilar. Las personas, al dejar sus labores, entran en un declive físico, mental y emocional acelerado«, afirma Ximena.

De acuerdo a Abogabir, cada persona tiene el derecho de decidir sobre el curso de su vida. “Hay que asumir que hay algunas que sí quieren dejar de trabajar porque quieren descansar o simplemente no pueden, pero hay que incentivar y abrirle las puertas a quienes quieran seguir aportando a la sociedad desde el trabajo remunerado o voluntario”.

También luchan de forma activa contra la discriminación por edad, o edadismo. “En el mundo laboral, por ejemplo, se cree que somos más lentos, que no rendimos o que nos llevamos mal con los más jóvenes, pero todos esos son prejuicios que hacen daño. Tanto es así que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) define al edadismo como un problema de salud pública, porque todas las personas que no permitamos que se sigan desarrollando van a ingresar al grupo que necesitarán ser cuidadas”, sentencia.

A sus 77 años sigue dando entrevistas, asesora políticas públicas y participa activamente en foros sobre nueva longevidad.

En relación a la medida que implica el cese de funciones a más de 2.000 personas mayores de 75 años en el sector público y que regirá desde enero de 2027, ella junto a varios reconocidos en la iniciativa “100 Líderes Mayores”, organizada por Conecta Mayor UCEl Mercurio y la Universidad Católica de Chile, suscribió una carta abierta al Presidente de la República.

En ella se indica que es una norma edadista que, en vez de incluirlos, los desecha. Que entienden el desafío de la modernización del Estado y dar la oportunidad a nuevas generaciones, pero que este no sería el camino adecuado. “No podemos darnos el lujo de desperdiciar tanta experiencia y capital humano”, señala el documento. Se menciona además que en 2017 Chile ratificó la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que reconoce el derecho al trabajo, a la participación, y a la igualdad y no discriminación por razones de edad, entre otros.

La propia historia de Ximena es testimonio de la importancia de mantenerse vigente: «El cambio que hice al cofundar Travesía100 me obligó a estudiar, conocer gente nueva y a estar más activa”. Hoy, a sus 77 años, sigue dando entrevistas, asesora políticas públicas y participa en foros sobre nueva longevidad.

Inventar otro mundo

En 1983, Ximena tomó contacto con la doctora Lola Hoffman que le mostró lo que en ese momento se llamaba la “cultura alternativa”, relacionada entre otros a temas indígenas, de género, la protección ambiental y salud natural. “Fue a través de la “Iniciativa Planetaria para el Mundo que Elegimos”, una visión de que teníamos que inventar otro mundo y que eso debía abordarse como humanidad”, explica Ximena.

Así en torno a la misma doctora se creó la Fundación Casa de la Paz, con Ximena a cargo activamente de su gestión durante 35 años. Durante su historia la organización se fue adaptando a distintas problemáticas: en la época de los 80 fueron la inminente guerra nuclear y las violaciones a los derechos humanos en Latinoamérica; durante los 90s las políticas ambientales y la participación ciudadana; mientras que en los 2000 el tema fue la sustentabilidad corporativa. “En sus tres versiones: ambiental, social y en gobernanza. Las empresas asumieron que no podían ser exitosas en sociedades enfermas, que había que trabajar en conjunto”, explica. Actualmente, desde el directorio, Ximena cuida ese legado: «Creo que es un aporte que hoy en día hace más sentido que nunca, el tender puentes y construir acuerdos”.

Formación en periodos convulsos

Ingresar a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile en 1966 fue, en palabras de Ximena, «estar en el lugar y en el momento correcto”.

Junto a la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, y otras líderes femeninas, Ximena participó de la Primera Cumbre Regional de las Niñas organizada por Tremendas.

La efervescencia política de la época, el Mayo del 68 en París y el movimiento por los derechos de las mujeres moldearon su perspectiva: «Ahí entendí que el mundo no era ese rinconcito del que yo venía». “Fue un momento muy privilegiado para también ser parte«, agrega. Dos profesores de literatura latinoamericana marcaron su periodo universitario: Ariel Dorfman y Antonio Skármeta. “A través de sus lecturas pude ver que existía un mundo más amplio y diverso”, señala.

Aunque no ejerció la profesión de manera tradicional, derivando a las relaciones públicas y publicidad antes de entrar al mundo de las ONGs, lo que aprendió de esa época fue clave: “Me dejó la sensación de que cuando las cosas no están bien hay que cambiarlas. Me convencí de que la ciudadanía activa, articulada e informada es la que puede impulsar grandes cambios”.

Ximena Abogabir encarna la ética del compromiso inquebrantable, ya sea impulsando empresas sustentables o redefiniendo la vejez. Porque, como ella prueba cada día, la vida no se acaba a los 60. Se reescribe.

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